
Las vacaciones de verano pueden afectar la alimentación de los niños debido a cambios en la rutina y mayor consumo de snacks poco saludables.
Sin embargo, con pequeños ajustes es posible mantener una dieta equilibrada sin restarles diversión.
- Mantén horarios de comida: Aunque haya más flexibilidad, es clave respetar tiempos para el desayuno, almuerzo y cena.
- Elige alimentos frescos: Prioriza frutas, verduras, proteínas magras y snacks saludables como yogur o frutos secos.
- Asegura una buena hidratación: Prefiere agua, jugos naturales y aguas saborizadas caseras en lugar de bebidas azucaradas.
- Modera el consumo de dulces y snacks procesados: Opta por versiones más saludables como helados caseros de fruta o chips de vegetales horneados.
- Involucra a los niños en la cocina: Preparar comidas juntos hace que se entusiasmen más por alimentos nutritivos.
Siguiendo estos consejos, los niños podrán disfrutar del verano sin descuidar su alimentación.
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