En el marco del Jubileo de los enfermos, el Papa Francisco reapareció este domingo 6 de abril en la Plaza de San Pedro, sorprendiendo a los fieles con su presencia. El Pontífice, quien aún se encuentra en proceso de recuperación tras una neumonía bilateral, dejó por unos minutos su residencia en Casa Santa Marta para saludar a los presentes.
“Queridos, así como durante la hospitalización, también ahora en mi convalecencia siento el ‘dedo de Dios’ y experimento su caricia protectora”, expresó el Papa, visiblemente emocionado. Durante su breve aparición, saludó a los asistentes en silla de ruedas y con oxígeno nasal, pronunciando un afectuoso “Buen domingo a todos, gracias”.
Francisco permaneció hospitalizado desde el 14 de febrero hasta el 23 de marzo en el Hospital Gemelli de Roma. Desde entonces, ha continuado su recuperación en el Vaticano, donde ha mantenido contacto con los fieles a través de mensajes preparados para el Ángelus.
El reconocimiento del Papa Francisco a los trabajadores de la salud
El Papa agradeció a quienes lo han cuidado durante su enfermedad y extendió ese reconocimiento a todos los profesionales de la salud. “No siempre son ayudados a trabajar en condiciones adecuadas y, a veces, incluso son víctimas de agresiones”, advirtió. Su mensaje coincide con los recientes datos de la Fnomceo y el Censis, que informan más de 18 mil agresiones a personal sanitario en un año.
En este contexto, Francisco hizo un llamado a invertir en atención, investigación e inclusión: “Espero que se inviertan los recursos necesarios en la atención y la investigación, para que los sistemas de salud sean inclusivos y atentos a los más frágiles y a los más pobres”.
El Jubileo de los enfermos se realizó junto a la jornada mundial del deporte para la paz. El Papa agradeció a las asociaciones deportivas que “educan concretamente a la fraternidad” y pidió que el deporte sea un símbolo de esperanza e inclusión.
También envió su bendición a los presos de la cárcel de Rebibbia, quienes le hicieron llegar una tarjeta de felicitación, reafirmando su constante preocupación por los más vulnerables.
Aunque Monseñor Rino Fisichella leyó la homilía principal de la misa, el Papa decidió aparecer brevemente para expresar, con una voz aún débil, su gratitud y cercanía.
