Las protestas contra el Gobierno de Javier Milei en Argentina alcanzaron un nuevo punto crítico este miércoles, cuando manifestaciones frente al Congreso de Buenos Aires derivaron en enfrentamientos con la policía. Según informó la Policía de la Ciudad, al menos 84 personas fueron detenidas, de las cuales 60 quedaron bajo custodia de las fuerzas locales y 24 fueron arrestadas por fuerzas federales. Además, el Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME) reportó 21 heridos trasladados a hospitales.
Los disturbios comenzaron cerca de las 17:00 horas, cuando los manifestantes desafiaron el perímetro de seguridad impuesto por la policía. Grupos de protestantes lanzaron escombros, petardos y bombas de estruendo contra las barreras metálicas que resguardaban la sede legislativa, mientras que los efectivos policiales respondieron con cañones lanzaaguas, gas pimienta y balas de goma.
Si bien las protestas de pensionados contra la crisis económica y el deterioro de sus ingresos han sido recurrentes en las últimas semanas, en esta ocasión se sumaron barras bravas y organizaciones políticas, lo que intensificó el conflicto. Las imágenes de un jubilado siendo gaseado por la policía en una manifestación anterior se viralizaron en redes sociales y habrían sido un detonante para la convocatoria masiva.
Respuesta desde el Gobierno
Desde el Ministerio de Seguridad, la titular Patricia Bullrich advirtió que las fuerzas policiales aplicarían el protocolo antipiquetes, evitando cortes de calles y desplazando a los manifestantes hacia las aceras. “Están nuestras fuerzas desplegadas para hacer cumplir el protocolo: el tránsito no se corta y los barras bravas, sobre la vereda”, afirmó la ministra.
A medida que avanzaba la represión, los jubilados que encabezan las marchas semanales se replegaron hacia los costados del Congreso, mientras la policía avanzaba sobre el resto de los manifestantes, a pie y en motocicletas. La resistencia se mantuvo con el lanzamiento de botellas y piedras, intensificando la tensión.
El escenario de conflictividad social sigue escalando, y el Congreso se ha convertido en un punto neurálgico de protesta contra las reformas del oficialismo, en medio de un clima político cada vez más tenso.
