
Más allá de la estética y la funcionalidad, el orden en el hogar tiene un efecto directo en el bienestar mental. Un entorno caótico no solo dificulta la rutina diaria, sino que también puede ser un reflejo de estrés, ansiedad e incluso depresión.
Un estudio publicado en la revista Personality and Individual Differences reveló que quienes describen sus hogares como desordenados tienen un 77% más de probabilidades de experimentar síntomas depresivos. Además, los niveles de cortisol –la hormona del estrés– pueden aumentar hasta en un 30% cuando el espacio personal está invadido por el desorden.
¿Por qué el desorden afecta tanto?
El psicólogo Tomás Retamal, de la Universidad Diego Portales, explica que el exceso de estímulos visuales puede generar una sobrecarga sensorial, dificultando la concentración y aumentando la fatiga mental.
“A un nivel más profundo, el desorden externo puede reflejar el desorden interno. Un ambiente estructurado puede proporcionar estabilidad emocional”, afirma.
Sin embargo, organizar no es tarea fácil, y muchas veces el solo hecho de enfrentar el caos puede resultar abrumador. Pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia: ordenar una habitación, despejar el escritorio o simplemente deshacerse de objetos innecesarios pueden traer una sensación inmediata de alivio.
Más que una cuestión estética, el orden es una herramienta de bienestar. Un hogar organizado no solo mejora el espacio, sino también la mente.
Por su parte, las empresas también pueden desempeñar un rol clave en la promoción del orden y la organización. Un ejemplo de ello es Casaideas, compañía dedicada al diseño y funcionalidad del hogar, que ha reconocido la importancia de la organización en el bienestar de las personas.