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La crisis en la Universidad de Chile es constante. Los azules no han podido salir de ese hoyo futbolístico y dirigencial que lo tienen nuevamente cerca del descenso. Uno de los que ha participado de algún momento de estos períodos críticos es Servio Vargas, histórico meta y director deportivo azul.

En diálogo con El Mercurio, el ex futbolista se refirió a la nueva crisis de la U. “(La culpa) Es de quienes decidieron traer y sacar a Roggiero y Escobar, y trajeron a los refuerzos a inicio de año. La responsabilidad de la cúpula es total. Uno asume que Michael Clark se hizo asesorar, porque no viene del ámbito futbolero. Fuera del entrenador no se ve nadie que tenga capacidad técnica para asesorar al cuerpo técnico, al plantel”, lanzó Vargas.

“Esto es un club de fútbol, que no puede operar solo por un tema financiero… De Manuel Mayo (gerente deportivo) tengo la mejor impresión, es un joven que tiene una base académica más que futbolística, pero no tiene la expertise de un camarín y a veces los jugadores no escuchan cuando eso pasa. Espero que le vaya bien”, agregó el ex portero.

Superman cree que todo partió con los refuerzos, sosteniendo que “el gran problema se dio a principio de año. Nosotros esperábamos traer en 2022, con un mayor presupuesto, tres o cuatro jugadores de jerarquía. Habíamos detectado que faltaba calidad para jugar en la U. Podían acompañar, pero no ser protagonistas. Se gastó mal el presupuesto. Además del central y el volante que se sumó, faltó un delantero y un creador de jerarquía. Arriba no hay desequilibrio; hoy se espera que eso te lo entreguen Assadi y Osorio, que son chicos de las inferiores”.

“A principio de año se gastaron US$ 3,5 millones en refuerzos y no se eligió bien, la mayoría no ha rendido, algunos ni siquiera están y el entrenador que se trajo en ese momento (Santiago Escobar) tuvo malos resultados y se fue. Este segundo semestre se fichó a dos buenos jugadores, Emmanuel Ojeda y Nery Domínguez, llegando a una cifra de US$ 4 millones en refuerzos. Pero no se eligió ni decidió bien. Se contrató cantidad más que calidad”, añadió.

“Ojalá nosotros hubiésemos tenido ese presupuesto, seguramente habríamos armado un equipazo y peleado el torneo. En 2020 tuvimos solo US$ 375 mil para invertir en todos los refuerzos y este año se pagó por un solo fichaje tres veces más que eso. Y suman un montón de errores, que tienen que ver con la gestión deportiva, con la toma de decisiones”, complementó.

Además, abordó el problema en el puntaje que tiene la U actualmente en el torneo: “A estas alturas, el año pasado la U iba quinta con 30 puntos y peleó el descenso. Ahora va duodécima y con 21 unidades. Se ve complicado el panorama, pero lo que complica es no ver un fondo que te diga que van a ganar los partidos que vienen. El próximo duelo es la final del mundo, tienen que entenderlo”.

“Hay que arreglárselas con lo que hay, porque no se puede traer más jugadores, y esa gestión diaria la debe realizar gente que sepa de fútbol, que esté cerca del plantel y no gente que decide entre cuatro paredes. Nosotros hablábamos todos los días con los jugadores y eso ayuda. En 2019 el equipo salió decimoquinto y en 2020 debíamos hacer algo mejor, pese a que se bajó la planilla en $3.000 millones. Encima vino la pandemia y tuvimos que negociar extensiones de contrato hasta febrero. Ya los sueldos del plantel se habían rebajado y todas esas negociaciones complicadas fueron exitosas, por esa cercanía con los muchachos”, cerró.

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