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El Cádiz, con Tomás Alarcón ingresando en el complemento, cayó inapelablemente por 4-0 ante el Barcelona. Sin embargo, el marcador pasó a segundo plano debido a una dramática situación ocurrida en las tribunas del estadio.

En el minuto 80 del encuentro, el árbitro detuvo el partido porque un aficionado presentó un problema de salud, concretamente un infarto. Esto provocó que todas las miradas se volcaran hacia la tribuna hacia donde atacaba el Barça.

Ante la emergencia, desde la banca del Barcelona enviaron un desfibrilador hacia las gradas. De hecho, fue el portero del Cádiz, Jeremías Ledesma quien corrió con el aparato para lanzarlo a las tribunas y que los aficionados lo acercaran a los médicos que socorrían al afectado.

Lo sucedido causó la preocupación de todo el estadio: jugadores, técnicos, árbitros y asistentes. Incluso el futbolista del Barcelona, Ronald Araujo, fue captado rezando en el campo de juego.

Finalmente cuando el partido llevaba 20 minutos detenido, el árbitro reunió a los capitanes de los equipos y les ordenó que se fueran a los camarines. Posterior a ello, se comunicó por los parlantes del recinto que el encuentro quedaba “pausado”.

Cuando se cumplían 47 minutos de la interrupción del encuentro, el aficionado que sufrió el infarto fue evacuado por los servicios de emergencia. A los minutos después se reaunudó el juego que terminó con triunfo para el Barça.

De acuerdo a lo anunciado por el presidente del Cádiz, Manuel Vizcaíno, el aficionado logró ser estabilizado y salió de la tribuna con pulso. Además, a través de un comunicado, el club informó que “el aficionado trasladado a la UCI del Hospital Puerta del Mar donde permanece ingresado”.

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