Every Fútbol
Every Fútbol
Comparte

No hubo lágrimas. Ni siquiera una conferencia de prensa. Apenas un aviso al entrenador de que se quería ir inmediatamente y un hasta luego de sus compañeros. Un final casi idéntico al que sucedió hace tres años cuando decidió salir del Real Madrid, tras ganar la tercera Liga de Campeones de forma consecutiva. En silencio, casi como un fugitivo. Cristiano Ronaldo abandona Turín como un niño malcriado, a la rápida y sin mirar a la cara a los aficionados que durante todo este tiempo le rindieron pleitesía.

Seguramente poco le importa al portugués su relación con los fanáticos. Tampoco le importó demasiado su eventual vínculo con sus compañeros de Juventus. Desde hace días que estaba con la cara larga, con ganas de hacer sus maletas y partir cuanto antes de Turín, donde salvo algunos scudetto, no ganó nada excepcional para dejar una estela legendaria en el club. Quizás eso lo terminó convenciendo de que debía partir. La imposibilidad del cuadro bianconeri se pelear palmo a palmo con los grandes de Europa.

El domingo pasado ni siquiera fue titular, hastiado de seguir jugando en la Serie A y mirando por televisión como los flashes se lo llevaban otras ligas. Su protagonismo hace rato estaba quedando apartado de las primeras planas en desmedro de las otras figuras del orbe. Eso venía siendo convirtiéndose en una daga en su enorme ego y no había otra forma de sacársela que volviendo a las primeras planas. Premier League, Francia o España, seguro le darán todo eso que perdió este último tiempo en la Serie A.

Mister Champions no pudo hacer honor en Italia. Ni de cerca. No superó los cuartos de final del torneo en ninguna de las tres ediciones que disputó con Juventus. Justamente para lo que se lo había traído, para dar ese empujón que le faltó al cuadro turinés en las ediciones de 2015 y 2017 cuando perdió la final. Pero el portugués fue incapaz de darle el salto de calidad que necesitaba el equipo.

Ya fuera de Juventus, los hinchas darán su veredicto este fin de semana con respecto al portugués cuando el equipo se estrene en casa. A todas luces, su forma de salir no fue la que se merecían. Pero viendo su comportamiento anterior en Madrid, ya nada sorprende. A sus 36 años, Cristiano Ronaldo parece seguir siendo un niño malcríado al que solo parece importarle en este momento su ego. Veremos si la ciudad de Manchester logra llenárselo.

Últimas Noticias