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semillasCarlos Opazo Bascuñán dirigente agrícola de amplia trayectoria nacional e internacional, se embarcó en el año 2000 en el desafío del rescate de las semillas campesinas e indígenas, tema al que se ha dedicado los últimos 16 años, siendo conocido en Sudamérica y el mundo como uno de los curadores de semilla a tiempo completo.

Tiene a su haber cerca de 145 variedades de porotos chilenos más otras 110 de otros países, 70 variedades de maíz y sobre 30 de tomate, entre otras especies destinadas a la alimentación. En los últimos dos años ha participado en la reunión anual que está realizando la organización Anamuri, en San Nicolás, con motivo del inicio de la primavera, en una de las tantas llamadas “Fiestas de los brotes”, que es una de las instancias en que se activan los trakintu o intercambios de semilla a nivel mundial.

Es originario de Maule y aunque ahora reside en la Región Metropolitana, se siente ciudadano del mundo. Su carrera dirigencial como integrante de la Confederación Ránquil y de la internacional Vía Campesina, entre otras, le ha permitido conocer cuatro continentes, asistiendo a las conferencias más importantes del mundo campesino y la alimentación desde los años ‘60.

Su encuentro con el mundo de las semillas se produjo con motivo de los 500 años del Descubrimiento de América, o de la “Invasión de España”, como fue considerado por los movimientos campesinos, y en una gran reunión y debate continental del mundo campesino e indígena en Nicaragua, a la que asistió representando a Chile, se determinó desarrollar una campaña para recuperar las semillas autóctonas.

Ya cumplido su largo período de vida dirigencial que lo integró a redes mundiales de más de 70 millones de campesinos de los cuales 5 millones están en Sudamérica, optó por dedicarse a tiempo completo a la tarea de resguardar y reproducir semillas, que señala, es un compromiso con la humanidad.

“Según la FAO -Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura- hace 10 mil años se utilizaban más de 10 mil plantas alimenticias a nivel planetario, lo que con el tiempo se ha visto reducido a 150 productos, de los cuales 12 son fundamentales y solo cuatro son definitivos en la actual alimentación, como el arroz, el maíz, el trigo y las papas”, comenta Opazo.

Conocimiento y sabiduría
Considera que la tarea que asumen los curadores de semillas en el mundo “es el rescate de conocimiento y sabiduría. Uno llega a comprender que tierra, agua, semillas y clima es una sola cosa y así lo asume la mayoría de las culturas más antiguas ligadas a la tierra. Estamos tratando con la vida misma, la semilla es anteior al reino animal y humano y sin semillas, no hay vida”.

Su tarea actual es dar por lo menos con 40 variedades de porotos que la gente ligada a la tierra dan por desaparecidos, sin embargo, aún hay testigos que recuerdan su apariencia y color. Para esta tarea su permanente peregrinación por las “Fiestas de los Brotes”, que lo llevan a recorrer Chile de Arica a Punta Arenas varias veces al año, le permiten establecer contactos, y así ir obteniendo pistas para encontrarse con variedades de porotos como “Vaquita”, “Boca de señorita”, “Coyunda”, “Azufrado” y “Maravilla”, entre otras.

En cuanto a su quehacer para mantener las semillas, señala que en las reuniones va intercambiando variedades para aumentar su colección y que parte con pocos granos, unos 3 ó 4, que va sembrando en un jardín de 500 metros cuadrados con riego por goteo. De ser necesario, por tratarse de semillas que muchos campesinos quieren recuperar, señala que en un plazo de 3 a 4 años se puede obtener una cantidad interesante de semillas partiendo de pocos granos.

En lo que respecta al intercambio o trafkintu, señala que se trata de una actividad sin fines de lucro. Agrega que lleva esta actividad en su sangre y recuerda cómo guardaban las semillas sus padres, que le enseñaron desde niño a cuidarla y mantenerla.

Fuente: La Discusion

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