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Recientemente la Sala del Senado aprobó por unanimidad el proyecto que reforma el Código de Aguas que refuerza el estatus del agua como bien público y el consumo humano se transforma en prioridad.

Pasaron muchos años y 3 pasadas por el Congreso para tener una reforma sustancial al Código de Aguas, una que esta vez al parecer tiene conformes a todos los actores interesados y a todo el espectro político. Celebro que, finalmente, se está abordando con seriedad el tema y en la línea correcta: asegurar el consumo humano, encontrar un balance entre sustentabilidad con el desarrollo económico y al mismo tiempo dar certeza jurídica y tranquilidad a los actuales poseedores de títulos.

Como había un amplio consenso en su aprobación, vimos que la discusión se fue más por el lado histórico de cómo y por qué llegamos a la actual regulación. Pero más allá de ese análisis, todos concluyen que las circunstancias cambiaron y que el clima cambió, de manera tal que nos obliga a cuestionarnos cómo se organiza la administración del agua.

Esto se sustenta aún más con el informe realizado por la ONU y dado a conocer durante este mes que, junto con establecer que el hombre es el responsable de casi la totalidad del calentamiento global, la temperatura global aumentará 2,7 grados a finales de siglo con respecto a la media, lo cual conllevaría eventos climáticos extremos como la sequía, la cual, en nuestro país se intensificaría aún más. De hecho, el mismo reporte sostiene que los períodos de sequía prolongados en Chile “no tienen precedentes en el último milenio”.

Se torna  relevante entonces que la tecnología también ocupe un rol relevante en el uso del recurso. El agro 4.0, a través de instrumentos, como la inteligencia artificial pueden ser muy útiles para una evolución en el tratamiento del agua y en la optimización de éste dada la grave sequía que afecta al país. Es primordial que las autoridades también impulsen a través de iniciativas de cooperación con el mundo privado el avanzar hacia estas nuevas herramientas.

En suma, las reformas van por el lado correcto, pero quiero advertir que se requiere un cambio más profundo en la gobernanza del agua (incluso más que la creación de la subsecretaría de Recursos Hídricos del MOP), se requieren nuevas inversiones y formas de priorizarlas. pero lo más importante es una gestión desde la información integrada, con criterios técnicos y con una mirada de cuenca. El Estado tiene algunos mecanismos, pero debe insistir en ampliar y mejorar su gestión de la información jurídica y técnica.

Por Cristóbal Rivas, gerente general Wiseconn Chile.

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