Indap Agricultura Familiar Campesina Cambio Climático
Indap Agricultura Familiar Campesina Cambio Climático
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El cambio climático y la prolongada escasez hídrica que desde hace más de una década azota a gran parte del territorio nacional —con 218 comunas en estado de emergencia agrícola— han obligado a la agricultura familiar campesina (AFC) a modernizar sus sistemas productivos, pero también a reinventarse e innovar.

En este cuadro, el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) ha puesto el foco en el riego, con un presupuesto histórico de $32.600 millones para 2021, destinado a tecnificación, acumulación y regularización de derechos de agua.

‘Los agricultores necesitan certezas para disponer de agua, pero también deben ser eficientes en su uso y adaptarse a la nueva realidad’, recalca el director de la institución, Carlos Recondo.

Según el académico Fernando Santibáñez, integrante del Comité de Cambio Climático de Indap, el mayor problema que enfrenta hoy el agro es la dramática disminución pluviométrica, con lluvias cada vez más débiles, escasas y distanciadas, además de una baja caída nival.

‘Las cuencas están exhaustas, las napas no se han recargado y tenemos una crisis hídrica que urge enfrentar’, afirma.

A juicio del experto en bioclimatología, Chile no se verá enfrentado a situaciones amenazantes como huracanes, inundaciones u ondas de calor extremas, gracias a que el océano nos protege, ‘pero nuestro talón de Aquiles es el agua, y el epicentro del problema se presenta entre las regiones de Coquimbo y del Maule’.

Nuevas variedades

No obstante, dice Santibáñez que hay zonas que aparecen como ‘ganadoras’ y que ofrecen oportunidades productivas. ‘Son las regiones de Biobío al sur, sobre todo en los sectores costeros, que con buena gestión del agua pueden tener una agricultura más próspera’.

En ese sentido, Carlos Recondo señala que ‘los últimos años Indap ha potenciado la diversificación agrícola en la zona sur, pasando a cultivos más rentables que permitan mejores ingresos para las familias campesinas’.

Es así como se han establecido huertos de nuevas variedades de frutales, berries y viñas en zonas donde antes era impensado.

Un ejemplo de esto se está dando en La Araucanía, en el marco del Plan Impulso, donde entre 2020 y lo que va de 2021 se está trabajando con 214 usuarios de distintos distritos agroclimáticos, con incentivos del Programa de Desarrollo de Inversiones (PDI) por un total de $629.804.061 para el período y un acompañamiento de asesoría técnica y gestión productiva.

La mayoría de los proyectos —cuenta Recondo— se encuentra en las comunas de Padre Las Casas (24), Los Sauces (24), Nueva Imperial (23), Freire (22), Gorbea (19), Vilcún (15) y Villarrica (11), y suman 82,71 hectáreas de nuevos cultivos como cerezos, olivos, castaños y nogales, además de avellano europeo, arándanos y frambuesas, entre otros.

En la Región de Los Lagos también se ha innovado y en septiembre del año pasado 10 familias del Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI) de las comunas de San Juan de la Costa y San Pablo establecieron sus primeros cultivos de uvas viníferas, de las cepas sauvignon blanc, pinot noir y chardonnay, en un proyecto que ejecuta la Universidad Santo Tomás con recursos del gore por $98 millones.

Más al sur, en la Región de Aysén, se implementó en 2018, con una inversión del gore de $658 millones, el Programa de Fomento al Desarrollo Frutícola de la AFC, gracias al cual agricultores que históricamente se dedicaban a la producción de lechugas hoy están cultivando castaños, murtillas, arándanos e incluso vides de la cepa pinot noir.

La iniciativa considera inversiones, capacitaciones y asesorías, y los equipos técnicos han realizado giras para conocer modelos de producción.

Fernando Santibáñez destaca el trabajo que ha hecho Indap con la pequeña agricultura, partiendo por sentarse a conversar con los productores, conocer sus problemas y las soluciones que plantean, y ver cuáles son técnica y económicamente viables; esto, además de invertir en proyectos de riego y eficiencia hídrica y diversificar la matriz productiva en aquellas zonas que lo permiten.

‘Tenemos un territorio extenso que ofrece muchas opciones. La atención primaria se ha hecho; ahora viene el tratamiento mayor, enfrentar la enfermedad de base, que es la falta de agua’, afirma el experto.

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