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De acuerdo a un informe de LyD, el incremento en los precios de los alimentos llevaría a que la tasa de pobreza suba de 10,8% a 11,6%, mientras que la extrema pobreza pasaría de 4,3% a 4,5%. Medidas focalizadas a los sectores más vulnerables ayudaría a contrarrestar los efectos de la inflación en este grupo de personas.—Un efecto directo que tiene el aumento de la inflación es el poder adquisitivo de las personas. Un reflejo de aquello es que en junio la línea de la pobreza superó los $200 mil presionando asila cantidad de personas que puedan caer bajo esa condición este año.

La línea de pobreza se define como un indicador de la capacidad de satisfacer las necesidades básicas de una persona. Así, un hogar está en situación de pobreza si su ingreso por persona o ingreso del hogar es inferior al valor de la línea de pobreza. A su vez, se considera que un hogar está en situación de pobreza extrema si su ingreso por persona es inferior a la línea de pobreza extrema.

Para aquello se define una canasta básica de alimentos (CBA) que mide el consumo necesario para los requerimientos calóricos y nutricionales. Y esa en junio subió 17,9% anual llegando a $56.386 por persona. Hace un año se ubicaba en $47.811.

Un informe de Libertad y Desarrollo hace un análisis de más largo plazo para cuantificar el impacto que los mayores precios pueden generar en la inflación. Desde la última estimación oficial de la pobreza, el aumento del umbral con que se mide la pobreza ha sido más que el índice de Precios al Consumidor (IPC).

El trabajo de campo de la encuesta Casen en Pandemia 2020 se concentró en noviembre 2020 y desde entonces la CBA ha aumentado un 18,5%, de $47.599 en noviembre 2020 a $56.386 en junio 2022, mientras que la línea de la pobreza un 14,8%, de $174.131 a $ 201.230 m ese mismo período y el IPC ha crecido un 15,1%

El análisis realizado por la coordinadora del programa Pobreza, Vivienda y Ciudad, de Libertad y Desarrollo, Paulina Henoch, sostiene que para evaluar cuánto de esta alza de precio ha incidido en la pobreza, un ejercicio es suponer que los hogares están enfrentando un costo de la Línea de la pobreza más restrictivo y que los ingresos del hogar fueron reajustados por el índice de remuneraciones (IR) de ese período.

En ese caso, señala que “la pobreza aumentaría 153.880, de 2.112.185 a 2.266.065 personas, de 10,8% a 11,6%. Mientras, que la pobreza extrema 52.419, de 831.232 a 883.651 personas, de 4,3% a 4,5%.

No obstante, realiza otro ejercicio donde el impacto puede ser mayor. “Puede darse el caso que los ingresos de estas familias desde noviembre 2022 no han aumentado, enfrentándose a mayores costos para cubrir sus necesidades básicas lo que llevaría a que entre noviembre 2020 y junio 2022 habría 899.974 personas más en pobreza (lo que corresponde a una tasa de pobreza de 15,4%) y 288.252 personas más en pobreza extrema en ese mismo período, es decir, una tasa de pobreza extrema de 5,7%”.

Henoch sostiene que “este ejercicio deja en evidencia que la mayor inflación afecta mayormente a la población con menos recursos y que si los ingresos que se generan provienen de empleos formales le permitirían contrarrestar parte del alza del costo de los precios. No obstante, la pandemia mostró que la informalidad aqueja en mayor proporción a aquella población más vulnerable y que en ese tipo de empleos es más difícil protegerse ante el alza del costo de las cosas”.

La economista agrega que “apoyar de manera focalizada en la población más vulnerable el alza del costo de la vida puede ser muy positivo”. Y destaca que “la actual administración propuso como medida un aporte mensual compensatorio al que denomino subsidio por la CBA que se comenzó a pagar mensualmente desde abril de 2022. Este depende de la diferencia en el valor de la CBA con el año anterior”. En junio ese aporte es de $8.575 mil por personas, es decir, en una familia de cuatro personas este aporte supera los $34 mil pesos.

En ese contexto también valora el reciente anunció de un aporte adicional de $120.000 pesos a casi 7.5 millones personas. “Lo positivo de ambas ayudas es que se enmarca en programas existentes y se focalizan en la población más vulnerable. A pesar de que el efecto que se espera es acotado, se debe monitorear el no generar un exceso de liquidez amenazando perpetuar con la inflación en niveles altos”, puntualiza.

No obstante, para Henoch “independiente que puede ser justificable la entrega de estos apoyos se debe tener en cuenta que estos bonos no solucionan el problema de fondo. Para ello, es necesario ir más allá del problema puntual que estamos enfrentando e ir a la causa: mejorar la política pública para apoyar a quienes están en situación de pobreza con instrumentos eficaces para identificar a la población más afectada y también generar las condiciones económicas para reducir la incertidumbre, promover la inversión, el emprendimiento y que se generen más y mejores empleos”.

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