Captura Reuters
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El gobierno francés aseguró el viernes que está resuelto a llevar a cabo su explosiva reforma de las pensiones pese a una huelga masiva que tenía paralizada, por segundo día consecutivo, los transportes públicos de todo el país y obligó a cancelar cientos de vuelos.

El nuevo sistema “garantizará a los franceses justicia y solidaridad“, aseguró el primer ministro, Edouard Philippe, en un discurso solemne retransmitido por televisión, después de que la víspera más de 800.000 franceses salieran a las calles en más de 70 ciudades del país para decir “no” a la reforma que prepara su gobierno.

Ferroviarios, policías, profesores, enfermeros, recolectores de basura, transportistas y “chalecos amarillos” – el potente movimiento social de protesta surgio en 2018 – también se sumaron al paro el jueves y amenazan con volver a salir a las calles el próximo martes.

El paro en los transportes públicos continuaba el viernes. El 90% de los trenes de larga distancia fueron cancelados, así como el 70% de los trenes regionales, la mayoría de las líneas del metro de París permanecían cerradas al menos hasta el lunes y los autobuses circulaban a cuentagotas.

En los aeropuertos, la situación era también caótica. La compañía aérea nacional Air France canceló por segundo día consecutivo el 30% de sus vuelos domésticos y el 10% de sus vuelos de media distancia debido a una huelga entre los controladores aéreos.

Pero pese al temor de que el país quede bloqueado durante varias semanas, como ocurrió en 1995, cuando la ciudadanía torció el brazo del gobierno de ese entonces que quería ya reformar el sagrado sistema de pensiones francés, el actual gobierno no tiene intenciones de ceder.

Estoy convencido de que, con las organizaciones sindicales, encontraremos un buen equilibrio (…) sin renunciar a nuestra voluntad firme (…) de crear un sistema universal“, afirmó el primer ministro. El gobierno no busca “la confrontación”, insistió.

Agence France-Presse

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