Un informe de tabaco del Ministerio de Salud (Minsal), con datos de la Encuesta Nacional de Salud (2016-2017), señala que el 1,5% de los fumadores en el país dice haber consumido cigarrillos electrónicos en los últimos cinco días, pero la cifra se duplica cuando se considera solo a la población entre los 15 y 24 años (3%), es decir, más de 80 mil jóvenes.
La información está publicada hoy en La Tercera, que también menciona que un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que hay muy pocas pruebas que evalúan la eficacia de los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar y no son suficientes para extraer conclusiones. Por su parte, médicos chilenos también cuestionan su eficacia.
Celso Muñiz, jefe de la Oficina de Prevención del Consumo de Tabaco del Minsal, señaló al diario que a la fecha, no hay ningún producto formulado sobre el principio activo de nicotina autorizado por el Instituto de Salud Pública (ISP) y que los que no contienen nicotina están en evaluación.
Por su parte, Lidia Amarales, directora de la ONG Respira Libre, dijo que en los jóvenes los cigarrillos electrónicos pueden ser la puerta de entrada para el consumo de cigarros tradicionales.
Sobre un dispositivo de Philip Morris que calienta las hojas de tabaco sin llegar a la combustión y que aseguran reduce en 95% las sustancias dañinas de un cigarro tradicional, afirmó que aunque la modalidad sea diferente, si contiene tabaco posee nicotina, que produce dependencia, y todos los tóxicos del tabaco.
“Es un sistema electrónico de administración de nicotina y cuando más temprano se inicie el consumo, más dependencia y clientes para toda la vida. Para disminuir los riesgos de salud lo mejor es no fumar, no fumar algo que dañe menos”, indicó sobre este dispositivo que aún no se vende en Chile.
Daniel Seijas, psiquiatra en adicciones y parte del Programa No Fumo Más de Clínica Las Condes, aclaró que no fue desde el área de la salud que los cigarrillos electrónicos se masificaron.
“Todavía hay dudas respecto de si sirven para dejar de fumar. A algunos les funcionan, pero no podemos decir que porque unas pocas personas lograron dejar de fumar, estos sean una alternativa. Creo que podría ayudar a reducir las ansias, a veces para reducir la cantidad de nicotina. Pero hay otras terapias”, expresó.
De la misma idea es Guacolda Benavides, broncopulmonar y académica de la U. de los Andes. “No hay evidencia sobre su eficacia. Algunos son solo placebo, otros tienen productos más irritantes que el tabaco y que podrían ser incluso más dañinos. Es la menos efectiva de todas”, advirtió.
Los especialistas coincidieron en que entre los jóvenes el uso de estos dispositivos obedece a una moda. “Calentar el tabaco o aspirarlo es igual de tóxico que el cigarrillo envasado, es adictivo igual”, señaló finalmente Seijas a La Tercera.