Agencia Uno.
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Alfredo Alonso, director de Bizarro Producciones, se refirió a los incidentes registrados durante los conciertos de  Daddy Yankee en Chile. Según indicó, desde la empresa habían alertado a las autoridades sobre posibles disturbios en los eventos.

Hubo amenazas a la productora, a mi persona, a mi mujer y a mi familia que hacen que yo tenga que sentarme después de estos días a conversar y hablar”, indicó Alonso en conversación con revista Culto.

El empresario señaló que el día 27 de septiembre en el Estadio Nacional “se metieron más de ocho mil personas, rompieron rejas, botaron muros, les pegaron a validadores, a la gente de la producción, entraron con cuchillos, entró una persona armada. A una guardia le volaron dos dientes de un golpe”.

El hecho fue criticado por las autoridades, en particular por Eduardo Vergara, subsecretario de Prevención del Delito, quien en conversación con T13 afirmó: “Hay una incapacidad de quien está organizando este evento (Bizarro) para garantizar que las personas puedan acudir en paz y tranquilidad”.

Sobre los dichos de Vergara el director de Bizarro respondió: “mandamos una carta dirigida a las personas que tiene que ir dirigida donde advertimos lo que podía suceder, donde explicamos punto por punto nuestros miedos, nuestros temores de lo que podía llegar a pasar, las cosas que sentíamos que estaban pasando, los grupos de WhatsApp que se estaban organizando para entrar a la fuerza”.

“Explicamos que es un concierto que vendió 180.000 entradas, pero quedaron afuera 1,2 millones de personas en la fila virtual de Puntoticket, que iba a haber mucha gente haciendo reventas, iba a haber mucha gente estafada, que necesitábamos la dotación de policía que se necesita para un clásico del fútbol, que son dotaciones de no menos de 800 personas“, complementó.

Junto con lo anterior, destacó: “La enviamos el día antes, porque un par de días antes empezamos a ver estos grupos de WhatsApp que se empezaron a armar, porque tampoco es que se empiecen a organizar un mes antes. (…) En base a eso, enviamos esta carta y pedimos por favor que se les diera atención a estas cosas, ofreciendo toda nuestra ayuda. Y aún así se mandó una dotación baja”.

“Más que una negligencia, yo no quiero usar la palabra negligencia. Yo creo que no se le tomó el peso ni a lo que estaba pasando, ni a la advertencia que nosotros habíamos hecho. Y si no tomarle el peso significa una negligencia, bueno, quizás fue una negligencia, pero lo que más duele es que después de eso no se haya hecho la autocrítica de decir ‘esto no se dimensionó según lo que era”

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