Este 18 de septiembre, en el tradicional Te Deum Ecuménico, el Arzobispo Fernando Chomalí aprovechó su Homilía para abordar uno de los temas más preocupantes del país: la crisis de seguridad y el avance del crimen organizado.
En un mensaje directo y emotivo, el religioso advirtió sobre los peligros que enfrenta la sociedad chilena si no se toman acciones urgentes.
“Chile no se acostumbra a la violencia” – Arzobispo Fernando Chomalí
Desde el inicio de su prédica, el Arzobispo Chomalí se refirió al malestar de la ciudadanía ante la creciente inseguridad.
“Nadie se siente seguro“, afirmó, detallando cómo situaciones como los portonazos, turbazos y encerronas se han vuelto parte de la cotidianidad de muchos chilenos.
Con fuerza, enfatizó: “Chile no se acostumbra -y no se acostumbrará- a los descuartizados, los asesinatos a plena luz del día, a la muerte de jóvenes y niños“.
El religioso hizo un llamado a recuperar los espacios públicos, como las plazas, barrios, centros médicos y escuelas, lugares que, según él, hoy están dominados por la violencia.
“No podemos permitir que las personas estén enrejadas en sus propias casas, que no puedan salir a la calle en la tarde a pasear“, subrayó.
Crimen organizado y corrupción
Uno de los puntos más impactantes de la Homilía fue la advertencia sobre el avance del crimen organizado en Chile. Chomalí sostuvo que, si no se actúa pronto, el país corre el riesgo de convertirse en “rehén” de estas redes delictivas.
“El Estado será un mero espectador“, afirmó, señalando la urgente necesidad de una acción conjunta y coordinada para enfrentar esta amenaza.
Además, criticó fuertemente la corrupción que se ha instalado en diversos sectores, calificándola como un “escándalo” que daña la fe pública y debilita la democracia.
“Duele que personas con poder, en vez de servir a Chile, se han servido de Chile y claramente han perjudicado a los más pobres“, expresó con pesar.
Un llamado a la unidad
El Arzobispo concluyó su Homilía con un llamado a la unidad y al diálogo, proponiendo un gran acuerdo nacional en el que participen todos los actores responsables, tanto del ámbito público como privado.
“La seguridad no es un tema meramente político, sino que es también ético“, destacó, señalando que no puede ser utilizada como una moneda de cambio en negociaciones legislativas.
El Arzobispo Chomalí instó a dejar de lado los individualismos y las recriminaciones mutuas, y a pensar en el futuro que se le dejará a las próximas generaciones. “Es la hora de los valientes y el primer acto de valentía es dialogar“, concluyó.