
A pocas semanas de las elecciones municipales y regionales en Chile, Monseñor Fernando Chomalí hizo un fuerte llamado a los candidatos que competirán en estos comicios.
El arzobispo de Concepción instó a quienes postulan a cargos de responsabilidad pública a mantener la dignidad y a no caer en las divisiones que suelen empañar los procesos electorales.
“La política es la más alta vocación a la que puede aspirar un ciudadano dado que allí se juega el bien común”, afirmó Chomalí en un mensaje difundido a través de medios locales.
Con estas palabras, el arzobispo subrayó la importancia de no estropear tan alto honor, recordando que las decisiones de los candidatos impactan en la vida de millones de ciudadanos, especialmente los más vulnerables.
Arzobispo Chomalí y su llamado a una campaña de respeto
Chomalí también aprovechó para recalcar que la cultura del diálogo debe ser protagonista en las próximas semanas.
“Les pido que trabajen para fortalecer la dignidad del quehacer político”, agregó, poniendo énfasis en que las campañas electorales no deben dividir a la sociedad en bandos irreconciliables.
El religioso invitó a los candidatos a construir una campaña basada en el respeto irrestricto por el que piensa distinto, reconociendo las cualidades del adversario y priorizando las ideas por sobre los ataques personales.
El mensaje de Chomalí llega en un momento crucial, cuando el país se prepara para un proceso eleccionario que definirá a los líderes locales para los próximos años.
“La cultura de la propuesta de ideas, la cultura de la mirada país por sobre la mirada del partido”, sentenció, apelando a los valores democráticos que deben prevalecer en estos comicios.
Elecciones: una “fiesta de la democracia”
Monseñor Chomalí fue categórico al pedir que las campañas no empañen la paz y la convivencia en el país.
“Que la pasión que legítimamente genera una campaña electoral no empañe la paz, no empañe el lenguaje, no empañe la democracia y la sana convivencia”, afirmó.
El arzobispo hizo un llamado a que las elecciones sean una “gran fiesta de la democracia”, destacando el valor del ser humano y la capacidad de reconocer lo positivo en los demás.