“En Agricultura, Sembrando letras chilenas, un capítulo cada día de un cuento chileno”. Esas son las palabras que desde el pasado 3 de julio comenzaron a escucharse en la señal de Radio Agricultura, como parte de un programa de radioteatro que revive textos clásicos de autores nacionales.
“En Agricultura, Sembrando letras chilenas, un capítulo cada día de un cuento chileno”. Esas son las palabras que desde el pasado 3 de julio comenzaron a escucharse en la señal de Radio Agricultura, como parte de un programa de radioteatro que revive textos clásicos de autores nacionales.
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Cada uno de los capítulos se transmiten en extractos de lunes a viernes, a las 22:00 y 01:00 horas, y de manera completa el día sábado a las 13.30 y 24:00 horas. 

“En Agricultura, Sembrando letras chilenas, un capítulo cada día de un cuento chileno”. Esas son las palabras que desde el pasado 3 de julio comenzaron a escucharse en la señal de Radio Agricultura, como parte de un programa de radioteatro que revive textos clásicos de autores nacionales.

Encabezado por el actor y locutor Mario Olguín, la iniciativa partió por interés de la propia estación y como una manera de poder llevar la cultura chilena a los oyentes. “La primera intención del proyecto fue que la radio quería hacer difusión de material chileno, de cuentos nacionales, por la identidad que nosotros representamos como Radio Agricultura”, explica Olguín, que también es uno de los encargados de dar voz a los relatos. “Estamos comprometidos con llevar nuestras tradiciones, así que nos pareció importante aportar con ese granito de arena, porque además que desde hace mucho tiempo que la radio ha realizado radioteatros, algunos emblemáticos, como La tercera orejaDoctor Mortis, en fin”.

Junto a las otras voces de la radio –Sandro Larenas, Ricardo Maturana y  Pilar Ahumada–, Mario realizó la selección de los textos que se transmitirían en el programa “Sembrando letras chilenas“, escogiendo un total de ocho relatos, todos publicados antes del año 1947: Juan Neira, de Joaquín Díaz Garcés; El secuestro del candidato, de Alberto Edwards; Las tres Marías, de Roberto Alarcón López; La señora y Paulita, de Federico Gana; además de En el trende Pedro Nolasco, Candelilla, de Federico Gana –ambos emitidos en las semanas del 3 y 10 de julio, respectivamente– y Amor de estudiante, de Egidio Poblete, que está actualmente al aire.

“En mi trabajo de dirección, primero recopilo los cuentos, lo adapto, genero algunos diálogos si es necesario, entrego los guiones y luego grabamos un día en particular, o por separado si es que hay un problema de disponibilidad de horarios de los actores”, cuenta Mario sobre el proceso que lleva cada uno de los capítulos, los cuales se transmiten en extractos de lunes a viernes, a las 22:00 y 01:00 horas, y de manera completa el día sábado a las 13.30 y 24:00 horas. “Luego de la jornada de grabación, se edita y luego pasa a un proceso de post-producción con Ariel Droguett, un técnico profesional de la radio, y él instala el sonido ambiente, los efectos y todo. Hemos sacado la cuenta, y por un minuto al aire, generalmente hay entre 45 minutos o una hora de trabajo de producción. El trabajo es arduo, porque un programa de 20 minutos, puede preparase por toda una semana completa”, explica.

¿Cómo han trabajado cada uno de los textos? ¿Con qué se han encontrado durante la realización de los relatos?

Ha sido interesante, porque por ejemplo, cuando hicimos El tren, tuvimos que investigar y averiguar cómo eran los trenes de la época, cómo sonaba, si se subían a vender pasteles o no. Recopilando sonidos para los efectos, nos encontramos con que no teníamos audios de los trenes de esos años, y nosotros queríamos que todos fuesen sonidos nuestros, no de otros países o de efectos que no vinieran al caso.

También nos ha tocado un trabajo vocal especial, porque los actores a veces me han preguntado, ‘¿así se dice esto?’. Yo les respondo que sí, que así se hablaba en esa época. Eso es bonito de recordarlo, revivir esas raíces. Pero todavía hay mucho que rescatar. Acá presentamos dichos, acá está el humor del campo en el siglo XIX, el cómo se vivía en esos años. Todo esto ya está olvidado, y para nosotros es importante recordarlo y formar recuerdos. Vivimos en una época tan acelerada que nos olvidamos un poco de cómo fue nuestro pasado.

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