Opinión

Rusia-Venezuela: Internacionalismo o colonialismo

Rusia-Venezuela: Internacionalismo o colonialismo
Ricardo Andreé

Cuba sostenía con la URSS un estrecho ligamen basado en el ‘internacionalismo proletario’ y ‘la cooperación socialista’. Había entonces un concepto ideológico y de principios políticos  nacido de la Internacional Comunista cuyo surgimiento entre las dos guerras mundiales permitió, por ejemplo, la activa presencia de combatientes de todas partes del mundo en la guerra civil española. El mismo, entonces, sostenía la esencial ayuda soviética a una Cuba bloqueada y atosigada.

Caída la URSS se rehace el viejo sueño de la madre rusa: un aliento imperial antiguo que el autócrata Vladimir Putin ha sabido explotar para perpetuarse en el poder. Las intervenciones rusas carecen del ideologismo y principios internacionalistas; ahora se trata de un plan de enriquecimiento y de esfera de dominio cuyo propósito es mermar la influencia de la Europa Comunitaria y vencer a los EEUU.

Venezuela es para Putin otra gran oportunidad, como lo ha sido Siria.

“Moscú ha logrado negociar su participación en el Arco Minero: una zona de 114.000 kilómetros cuadrados con riquezas minerales, situada al sureste del estado Bolívar en donde se estima hay 7.000 toneladas de reservas de oro, cobre, diamante, coltán, hierro, bauxita y otros minerales. Una de las zonas que se ha destinado para que sea explotada por los rusos es la de Cuchivero, en Guaniamo mejor conocida como la zona número uno del arco, que de acuerdo con estudios preliminares se calcula existen 40 millones de toneladas de depósitos de diamantes” (fuente: ABC.es)

La deuda pública estimada de Venezuela supera los 150.000 millones de dólares. De los cuales casi 20 mil millones son de amarre con Rusia. La empresa rusa estatal de energía Rosneft tomó el control del 49 % de la refinería venezolana Citgo. Y ahora, por orden de Maduro, la oficina central de Citgo ha sido traslada a Moscú. A cambio de este ‘pase de confianza’ Moscú alargó su préstamo a Maduro por otros 1.500 millones de dólares.

Los pozos petroleros y la explotación del oro por parte de empresas rusas cuentan con plena autonomía y asistencia de técnicos rusos y un aparataje armado de mercenarios  – cerca de 340- contratados en empresas de seguridad rusas.

También en fuerza militar: “Una semana después de esa reunión, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, le daba la bienvenida en Caracas a los aviones Tupolev 160 (TU-160) o «Cisne Blanco», un modelo de bombardero pesado supersónico de diseño soviético, y habló de los objetivos de la cooperación militar. «Nos estamos preparando para defender Venezuela hasta el último palmo cuando sea necesario», dijo Padrino López.” (fuente: ABC.es)

Sin embargo, la diplomacia rusa asevera que tales ayudas militares son para defensa de sus propios intereses: “Si se hacen intentos de privar a las compañías rusas de sus inversiones en la economía del país (Venezuela), responderemos de la manera más dura, utilizando todos los medios del derecho internacional”, había dicho el diplomático Vladímir Zaemski”

Maduro ha negado sistemáticamente la realidad de su pueblo: no hay necesidad de ayuda alguna, ‘no somos mendigos’. Pero ahora sí se reconoce que la urgencia es en todo plano: especialmente medicinas y alimentos. Rusia acude, no por ‘internacionalismo’, sino por tratarse ya de una colonia que entrega ingentes ganancias a sus arcas. Lavrov, canciller de Rusia, dijo que Rusia seguirá enfocada en proveer apoyo a Venezuela en ‘ayuda humanitaria legítima’, como un primer lote de 7,5 toneladas de medicamentos de urgencia según las peticiones “especiales” que había realizado MaduroAseguró también que han suministrado aproximadamente 64.100 toneladas de trigo a Venezuela, según la consultora agrícola rusa SovEcon.

¿Es posible defender esta dependencia colonial de Venezuela en el nombre del antimperialismo?

Imposible resulta para la más mínima medida de democracia -y elemental defensa de los DDHH- considerar a Rusia algo así como  campeona del Estado de Derecho y pulcra observadora del Derecho Internacional.  Y esta alianza espuria entre un autócrata y un populista lejos está de constituir una solución para Venezuela; muestra, eso sí, que, así como Putin no es de izquierda, ni socialista, ni democrático, tampoco la ayuda de Rusia a Maduro es desinteresada, y de paso manda al traste el altisonante antiimperialismo y el histriónico patriotismo de apócrifos socialistas (PSUDV) que-  en estricto -tampoco lo son.

Todo pareciera indicar, por consecuencia, que ‘la solución pacífica’ de la grave situación venezolana podría culminar en la mesa de tratativas entre los EEUU y Rusia: lo que finalmente nos muestra hasta donde es posible destrozar a un país y entregarlo a pedazos  a la repartición de potencias foráneas… bajo las sombras del antiimperialismo.

 

Por Ricardo Andreé
Escritor. Experto en I Ching. Director de portal www.elgranfundamento.org

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