Agencia Uno
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El senador Guido Girardi, presidente de la Comisión de Medio Ambiente y autor de la Ley de Protección de Glaciares, junto al doctor en Química, Francisco Javier Cereceda, afirmaron que “la actividad humana y la minería ya intervienen los glaciares y es imprescindible protegerlos si queremos contar con estas importantes reservas de agua para el futuro”.

El parlamentario y el también profesor titular del Departamento de Química y director del Centro de Tecnología Ambientales de la Universidad Técnica Federico Santa María de Valparaíso, presentaron el estudio “Determinación Óptica de Muestras de Concertación de Black Carbon en la Nieve, un Nuevo Método Analítico”, publicado este año y realizado por Cereceda junto a un grupo de científicos nacionales y extranjeros.

Los glaciares tienen más de 20 mil años son herencia de la glaciación, no se renuevan y van a ser la única fuente agua cuando no llueva, por lo tanto, hay que cuidarlos porque se están derritiendo”, advirtió Girardi.

Agregó que “no es cierto que estén protegidos como dice el Gobierno, pues de los 2.215 glaciares sólo 36 están en Áreas Silvestre Protegidas y entre ellos ninguno de los que están en la zona central (Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins) y de los que dependerá mayor número de población”.

Asimismo, afirmó que “el proyecto de ley presentado establece una protección rigurosa y permite que se pueden desafectar, pero debe ser una decisión que se tome de cara al país por medio una Ley de la República y no entre gallos y medianoche, de manera trasparente y con sustento científico, pensando en el interés país y no de determinados grupos económicos”.

El parlamentario acusó que el gobierno envío una indicación sustitutiva para “permitir la intervención de glaciares porque los somete al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental lo que es someterlos a la explotación y, además, exceptúan a los glaciares de roca que tienen grandes contenidos de agua y son fundamentales para la preservación futura”.

Por su parte, el doctor en Química, Francisco Cereceda, uno de los autores del estudio “Determinación Óptica de Muestras de Concertación de Black Carbon en la Nieve, un Nuevo Método Analítico” -publicado en 2019- señaló que “estamos en un período de desglaciación y los glaciares se van a derretir, el asunto es cuanto se va a demorar y como controlamos la actividad humana para no aumentar la velocidad de derretimiento”.

Cereceda señaló que “desde 2003 junto a un equipo de científicos suizos monitoreamos diferentes cumbres y tomamos muestras de aerosoles –partículas que viajan desde las fuentes de emisión en la ciudad hasta la cordillera y se depositan sobre la nieve e impactan el glaciar”.

Agregó que los “contaminantes de vida media corta como el black carbon se emiten por cualquier tipo de fuente como quema de leña, vehículos, uso de carbón y las corrientes de aire trasladan hasta las altas cumbre y se depositan en la nieve. Por ser partículas negras absorben radiación infrarroja y aceleran el derretimiento del glaciar”.

El científico explicó que “también cambian el albedo, -la radiación que reflejan las superficies blancas del planeta- porque oscurecen la nieve y con ello incrementan el efecto invernadero y el Cambio Climático global”.

Además, señaló que “estos contaminantes, que son metales pesados, hacen que el agua se congele no a 0° sino que a -5° o -10° y por tanto la isoterma cero se produce más arriba de los mil metros y toda el agua que queda entremedio se puede deslizar y producir aluviones”.

“Descubrimos que los glaciares que retroceden más rápidamente (son aquellos) que sufren un impacto directo desde las ciudades o de la actividad minera como tronadura, movimiento de áridos y uso de camiones a diesel que generan in situ grandes cantidades de material particulado y de black carbon los que se depositan directamente en los glaciares y aceleran su retroceso en un 20, 30 o 40% más que si sólo se considera el efecto invernadero”, finalizó.

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