El diputado Diego Schalper fue parte del último capítulo de “En Simple: La Pizarra de Pizarro”. El secretario general de Renovación Nacional, analizó la propuesta de reforma de pensiones del Gobierno.
“Lo que se pretende es aumentar la tajada, pero no el tamaño de la torta cuando aquí el gran desafío del país es cómo retomar la senda del crecimiento”, señaló el diputado, añadiendo que “si el ministro de Hacienda, Mario Marcel, nos trae una cosa bien hecha y bien construida, podríamos abrirnos a conversar, pero si insiste en el proyecto que presentó en la Cámara de Diputados, no van a estar los votos de nosotros”, puntualizó.
Con respecto a la reforma previsional, Schalper mencionó que existió un acuerdo con el Gobierno que incluía varios aspectos, pero que a la hora de legislar “este Gobierno apareció con una entelequia que son las cuentas nocionales, algo que se le ocurrió a la ministra Jara”, lo que explicaría por qué el proyecto no ha seguido avanzando.
Además, el diputado comentó sobre la abrupta salida de Christian Larraín del Gobierno. “Queda claro con la salida del subsecretario que no hay una mirada única dentro del Gobierno sobre la materia”, explicó.
En esa línea, el dirigente de RN señaló que lo que hay que discutir ahora debe ser “qué porcentaje del 6% de cotización irá a las cuentas privadas de los afiliados, y qué porcentaje irá en formato de pilar solidario (…) y, personalmente, me interesa que se incorpore la idea en términos de solidaridad intergeneracional” en una muestra de la apertura de la oposición sobre la materia.
En opinión del diputado, existen personas que requieren el aporte de un sistema solidario, como por ejemplo, aquellos que tuvieron largas lagunas previsionales.
No obstante, el parlamentario explicó que está bien que la mayoría del 6% de aporte adicional vaya a los afiliados de forma directa ya que “la gente quiere y merece que el esfuerzo de su trabajo quede en su cuenta de ahorro. En tanto, una cantidad menor debe ir destinada para un fondo intergeneracional”, apuntó.
Schalper resume su argumento en que, para poder aprobarse este proyecto, se debe entender que “los cotizantes quieren tener la propiedad de sus fondos para que, cuando envejezcan, puedan disponer de ellos. Por lo tanto, cualquier proyecto que no respete la propiedad de los fondos, es un proyecto que no tiene sentido de realidad”.