Agencia Uno
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Llegó marzo y para muchas familias el regreso a clases y la rutina diaria se vuelve un desafío. El término de las vacaciones y días sin obligaciones marcan sin duda el inicio de un nuevo año, lo que suele generar angustia y cuadros de ansiedad y estrés en todas las personas, especialmente en los niños, ante el regreso a la normalidad.  

Viviana Tartakowsky, directora de la Escuela de Psicología de la U. Bernardo O’Higgins (UBO), se refirió a este punto, destacando el importante rol que juegan los adultos cuidadores a la hora de acompañar a los menores de edad en este proceso de retorno a la realidad.

“Podemos mostrarles que la vuelta al colegio significa que pueden ver nuevamente a sus amigos, amigas y profesores, junto con enseñarles que ninguna experiencia es completamente positiva o negativa, sino que todos los momentos, ya sea de estudio o descanso, son especiales y diferentes”, comenta la académica.

Marzo 2024

Marzo, un mes de calma y planificación 

Con el propósito de que este regreso sea más llevadero y que los niños enfrenten adecuadamente este período sin verse afectados psicológicamente, la especialista entrega algunos consejos y recomendaciones, considerado eso sí, que todas las familias son diversas.

Lo primero es que los padres deben tomarse con calma este nuevo comienzo de año escolar en el temido mes de marzo.

“Si no alcanzaron a comprar todos los materiales y útiles escolares que necesitan sus hijos, apoyarse para conservar la tranquilidad o perderán todo el descanso obtenido en vacaciones”, asegura.

Regular los horarios de alimentación y sueño es otro tip muy útil a la hora de retomar los hábitos establecidos.

“Acostarse más temprano, al igual que tomar desayuno y el resto de las comidas de manera similar a los horarios de clases, son ajustes muy significativos y que pueden generar efectos positivos de adaptación. Los padres deben comprender que es muy complejo que “todo cambie de un día para otro” en la mente de un niño o niña, porque incluso puede producir más reticencia al retorno”, explica Tartakowsky.

Junto con ello, tanto los adultos como los niños y niñas deben programar sus tiempos para las acciones cotidianas como, por ejemplo, preparar el desplazamiento al colegio. “Volver a las rutinas no es instantáneo, por eso es aconsejable levantarse unos minutos antes para viajar con antelación y así no estresarse los primeros días de clases”, señala la profesional.

Adaptación es la clave 

Regresar a la cotidianeidad no es fácil y es ahí donde la tolerancia a la frustración debe ser primordial.

“No debemos desanimarnos si nuestro hijo o hija no se despertó fácilmente o se demoró más de lo habitual. Para todos es una nueva etapa. También en vacaciones suceden importantes cambios evolutivos en los niños y niñas, pues no solo crecen de altura, sino que sus gustos y personalidad se transforman a medida que continúan desarrollándose”, afirma la directora de la Escuela de Psicología de la UBO.

Otra excelente idea es mantener o retomar ritos familiares, como leer un cuento antes de dormir, rezar y agradecer los buenos momentos del día.

Mientras que para procurar un buen descanso es altamente beneficioso no ver pantallas, al menos, una hora antes de intentar conciliar el sueño y dejar el celular de los hijos lejos de su cama.

Finalmente, ¿qué acciones no se deben hacer? Tartakowsky puntualiza que la improvisación (no organizarse o dormir con la TV encendida) no contribuye cuando se desea retomar rutinas.

“Si por alguna razón le está costando planificarse, pida ayuda a su red familiar o algún profesional, pero siempre tenga la tranquilidad de que se trata de un proceso que terminará dentro de una o dos semanas en general, e incluso en días, asevera la docente universitaria.

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