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Las técnicas milenarias para evitar la degradación del suelo vuelven a ganar terreno. En Canadá,The New Farm, y en Chile y España, las viñas de la familia Torres, han logrado recuperar suelos, elevar la captura y almacenamiento de carbono y retener más agua.Uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ONU) es detener e invertir la degradación de las tierras. Según este organismo, 2.600 millones de personas dependen directamente de la agricultura, pero el 52% de la tierra utilizada se ve moderada o severamente afectada por la degradación del suelo. Y según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el desarrollo de la agricultura en las últimas décadas ha implicado que las tierras agrícolas estén perdiendo su capacidad de capturar y almacenar carbono.

En este contexto, una de las formas para abordar esta situación es la agricultura regenerativa -parte de las soluciones basadas en la naturaleza para combatir el cambio climático-, la que considera un conjunto de prácticas para devolver la vida a los suelos degradados, ‘haciéndolos más fértiles, que aumenten sus nutrientes y retengan más agua’, explica Alejandro Florenzano, ingeniero ambiental y gerente general de la ONG Regenerativa.

El experto comenta que se trata de prácticas tradicionales, muchas ancestrales, que hoy vuelven a utilizarse para ‘mejorar la biodiversidad y reducir la dependencia en insumos externos, como fertilizantes y otros químicos que dañan el suelo’.

Florenzano indica que los cinco principios y acciones clave de esta práctica son minimizar la alteración del suelo, maximizar la biodiversidad, mantener el suelo cubierto, integrar animales y mantener las raíces vivas durante todo el año.

La directora ejecutiva de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, Francine Brossard, coincide y agrega otros como los cultivos de cobertura y la siembra complementaria, y señala que mantener el suelo cubierto sirve para evitar la erosión y la pérdida de nutrientes y que la integración de animales busca que pasten y fertilicen la tierra de una manera natural.

Ventajas y retos

Florenzano señala que la agricultura regenerativa implica menos costos que la tradicional por un menor uso de pesticidas, pero es más intensiva en diseño y mano de obra. ‘Requieren estar encima en el campo, observando qué es lo que funciona y lo que no’, dice.

En la misma línea, Brossard indica que la agricultura y ganadería tradicional han evidenciado externalidades negativas, y ‘en Chile aún existe poca información y experiencia en sistemas intensivos de producción que mejoren el suelo, capturando CO2 y manteniendo costos competitivos, como la agricultura regenerativa’.

Brossard comenta que FIA, desde 2008 ha impulsado 512 iniciativas vinculadas a agricultura regenerativa con una inversión de $ 30 millones. Entre ellas, proyectos en ecología, agricultura orgánica, conservación de la biodiversidad, manejo sustentable y uso eficiente de recursos naturales y valorización y gestión de residuos.

Añade que están desarrollando el proyecto ‘Huerto cuatro estaciones: cultivar, innovar y educar para el beneficio de todos’ en la región de Aysén, con la creación de un manual para la innovación en huerto orgánico regenerativo biointensivo como una manera de cambiar a prácticas regenerativas menos tóxicas.

Desde Regenerativa, Florenzano indica que ‘esta agricultura está muy incipiente, con iniciativas muy aisladas para poder decir que está teniendo un impacto real y medible. No hay un gremio completo o una agrupación de productores que lo esté llevando’.

En respuesta, Regenerativa ha estado trabajando en construir el catastro denominado ‘Regenerando Chile’, una herramienta que permitirá identificar interés de propietarios en regenerar sus terrenos con las oportunidades para concretarlo.

La agricultura regenerativa en viñas

Miguel Torres Maczassek, director general de Familia Torres y presidente de Miguel Torres Chile, cuenta que comenzaron a implementar técnicas de agricultura regenerativa en sus viñedos en España en 2020.

‘Hay una serie de inversiones y cambios que ya hemos hecho, como incrementar la materia orgánica del suelo y en maquinaria específica, ya que la tierra debe trabajarse de manera diferente. En algunos viñedos hemos introducido animales para gestionar los cultivos de cobertura y mejorar la fertilización’, señala Torres.

En Chile, desde 2021 empezaron a ejecutar actividades para lograr una agricultura regenerativa, ‘comenzando desde el invierno con la interacción de animales para mantener las hierbas controladas, trabajando una carga animal por hectárea, utilizando cultivos entre hileras para mejorar estructura, aumentar niveles nutricionales y mantener a raya algunos parásitos’, cuenta.

La Familia Torres ha modificado más de 500 hectáreas con agricultura regenerativa, lo que ha significado que el viñedo alcance su meta de carbono neutralidad antes de 2040. Además, buscan seguir extendiendo este modelo a todos sus viñedos en Chile y España, y compartir conocimientos con otros bodegueros y viticultores.

‘Estas prácticas nos han permitido tener suelos más resilientes, con mayor capacidad de almacenar agua y hacer frente a las sequías, mejor comportamiento ante la erosión y sobre todo son tierras que están almacenando carbono en lugar de liberarlo’.

Torres sostiene que este es el único modelo vitícola que ‘tiene sentido en este momento y que puede contribuir a frenar el calentamiento global’.

The New Farm, la granja en Canadá

Hace 15 años, Gillian Flies junto a su marido Brent Preston, fundaron The New Farm en la ciudad de Ontario, Canadá. Sin embargo, recién en 2017 comenzaron a conocer y a tener un acercamiento a las prácticas de agricultura regenerativa en los cultivos, las que finalmente instalaron en su granja, donde producen papas y hortalizas como pepinos y remolachas.

Flies cuenta que ‘las prácticas regenerativas ahorran dinero a los agricultores. Adquirir insumos como fertilizante nitrogenado y químicos hoy es muy costoso, especialmente con lo que está sucediendo con Rusia y Ucrania. El agricultor puede ahorrarse miles de dólares en insumos porque cuando tiene un suelo saludable, también tiene plantas más sanas’.

El impacto de su aplicación en The New Farm se ha traducido en un aumento del rendimiento de las cosechas, disminución de los costos de mano de obra, suelos más sanos e incremento en la materia orgánica del suelo, lo que permite retener mejor el agua.

‘Nuestra granja solía tener un 3% de materia orgánica del suelo. Cuando se cultiva mal y se aplican productos químicos, puede reducirse a un 2%. Hoy tenemos casi 5%. Y cuando llega una tormenta, por hectárea podemos absorber unos 187.500 galones más de agua de esa tormenta en nuestro campo’, explica Flies.

Sin embargo, la empresaria del agro dice que hay una ventana de uno o dos años en la que hay un costo en la adopción de estas prácticas. ‘Entonces, si no se tiene el equipo adecuado, debe estar dispuesto a invertir. Aproximadamente ese es el tiempo para que la vida en el suelo regrese’.

Como respuesta a esta dificultad, el gobierno canadiense durante el último año y medio ha liberado C$ 1,1 mil millones para ayudar a los agricultores en prácticas regenerativas.

‘Se ha llegado a un punto donde necesitan implementar estas prácticas no solo para ser más rentables, sino también para poder cultivar. Debes tener una estructura de suelo que pueda retener agua y resistir calor y tormentas. Esta es primera vez en que comienzan a hablar de los suelos como una forma de resolver el cambio climático’, dice Flies.
RecuadroEn esta edición, DF incluye un nuevo artículo de la serie ‘Periodismo de soluciones’. Este concepto da cuenta de una tendencia que busca poner en primer plano acciones que están dando resultados en resolver distintos problemas sociales y económicos.

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