El presidente de Rusia, Vladimir Putin, se ha pronunciado este jueves en contra de la prohibición total del aborto y ha pedido que se tomen “medidas prudentes para que los derechos y libertades de las mujeres sean respetados”.
“El Estado está interesado en que este problema demográfico se resuelva y que las mujeres, después de enterarse de su embarazo, toman una decisión a favor de preservar la vida del niño. Esto es algo obvio. Pero, repito, también hay que respetar los derechos y libertades de las mujeres”, ha indicado.
En este sentido, se ha referido a que la prohibición del alcohol durante los tiempos de la ‘perestroika’, un conjunto de reformas políticas que se llevaron a cabo a finales de 1980, provocó un aumento del consumo ilegal de la bebida.
Asimismo, ha asegurado que la bajada de la natalidad está relacionada con el bienestar social, por lo que son necesarias más medidas, como hipotecas, subsidios “y una mejora de todas las herramientas en términos de apoyo a las familias con niños”.
Sus palabras se producen después de que la Asamblea Legislativa de la región rusa de Nizhni Nóvgorod haya presentado ante la Duma estatal un proyecto de ley que busca prohibir a las clínicas privadas practicar abortos.
Las clínicas privadas de la regiones de Cheliabinsk, Lipetsk, Kursk, Tatarstán o la anexionada Crimea, entre otras, se han negado en los últimos meses a realizar este tipo de operaciones en clínicas privadas mientras crece el consenso a nivel federal para imponer multas por incentivar al aborto.
El patriarca Kirill, máximo representante de la Iglesia Ortodoxa Rusa, pidió en noviembre a la Duma estatal que se regulase el aborto a nivel federal, ya que una medida de este tipo podría incentivar el crecimiento demográfico del país.