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Durante más de 160 días, desde comienzos de abril, un grupo de residentes de Los Molles (Región de Valparaíso)  se propuso controlar la propagación del coronavirus vigilando que se aplique la normativa sanitaria sobre la prohibición de desplazarse a la segunda vivienda.  La iniciativa ciudadana fue muy exitosa, ya que en los casi seis meses de pandemia, se registró un único caso de contagio, que se logró aislar, trazar y tratar  (la persona afortunadamente se recuperó y no contagió ni a los más cercanos).

El método fue el empadronamiento de la población residente, que entregó voluntariamente sus datos y el control  24/7 del ingreso a Los Molles contra ese registro, por vecinos voluntarios organizados en turnos. Si llegaban no residentes (para suministros esenciales, atender a adultos mayores, trabajos o delivery) no podían quedarse: se registraba patente y hora de ingreso y se consignaba el retiro al salir.

En esta labor, el grupo de voluntarios de la guardia de entrada trabajó codo a codo con el personal de Carabineros del retén en impecable colaboración, así como con las autoridades sanitarias y con la PDI.

Pese a lo anterior, al acercarse el 18 de septiembre un grupo de comerciantes (18 personas) se organizó para oponerse a la iniciativa de resguardo, exigiendo la apertura total del balneario. Se reunieron con algunos dirigentes vecinales y exigieron a Carabineros que forzara la salida de la guardia del acceso al lugar.

Según indican los vecinos organizadores por medio de un comunicado, al incidente sucedieron apoyos y acosos. “Aunque la mayoría en Los Molles respaldaba la medida de resguardo  (reunieron 140 firmas) algunos vecinos argüían que era ilegal el control ciudadano. Carabineros retiró ostensiblemente su apoyo (…) Vistos el apoyo vecinal mayoritario y la falta de ayuda estatal, el grupo de la guardia, debatió sobre la nueva situación, y resolvió continuar solo con turnos diurnos y flexibilizando los ingresos por el día”, explicaron.

Por otra parte, denuncian malos tratos por parte de personal policial. “Una residente de 63 años, dirigente de la junta de vecinos y activa en el movimiento concurrió al retén para poner la denuncia por la apropiación indebida de los conos. Aunque esta fue acogida, al requerir una copia, se la negaron y al intentar desistir entonces de su denuncia, llevándose los originales, el jefe de retén se abalanzó contra ella y le dobló el dedo con violencia para forzar la entrega, causándole un esguince en el pulgar y un moretón en el hombro izquierdo (…) Se interpuso una denuncia contra los Carabineros del retén en la PDI de La Ligua”, afirman

Por lo anterior, la guardia de voluntarios decidió finalizar sus actividades, principalmente por falta de apoyo por parte de las autoridades. El último turno ciudadano se hizo el 15 de septiembre, con la población de Los Molles cien por ciento sana.

 

 

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