
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este sábado que el ejército estadounidense bombardeó tres instalaciones nucleares en Irán. Los blancos fueron los complejos de Fordow, Natanz e Isfahán, los cuales, según el mandatario, sufrieron un daño significativo. Trump comunicó el ataque a través de su red social Truth Social y aseguró que la operación resultó exitosa.
“Hemos completado con gran éxito nuestro ataque contra las tres instalaciones nucleares de Irán, incluyendo Fordow, Natanz e Isfahán”, escribió Trump. Además, señaló que “se lanzó una carga completa de bombas sobre la instalación principal, Fordow”, y que “todos los aviones regresan sanos y salvos a casa”. En su publicación, felicitó a las Fuerzas Armadas y enfatizó: “Ningún otro ejército en el mundo podría haber hecho esto. ¡AHORA ES LA HORA DE LA PAZ!”.
Trump eliminó la publicación pocos minutos después, pero volvió a compartirla con el mismo contenido.
EE.UU. se suma a la ofensiva israelí
Durante la jornada, medios estadounidenses reportaron el despegue de bombarderos B-2 desde bases en Estados Unidos rumbo al Pacífico. Según The New York Times, Trump sostuvo una reunión con su equipo de seguridad nacional para evaluar la participación de EE.UU. en la ofensiva israelí. Aunque el jueves había dicho que esperaría dos semanas, finalmente decidió actuar.
Funcionarios israelíes afirmaron que Washington mostró disposición para intervenir tras varias reuniones con autoridades de su país. Esa coordinación aceleró la decisión de iniciar los ataques.
Bombas dirigidas a sitios estratégicos
Las instalaciones nucleares en Irán, en especial la de Fordow, representan objetivos altamente protegidos. Este complejo subterráneo se construyó con refuerzos especiales y una profundidad que históricamente dificultó los ataques aéreos. Sin embargo, Estados Unidos diseñó armamento capaz de perforar defensas de este tipo.
En el sitio de Natanz, el ataque también tuvo efectos graves. The New York Times informó que el Organismo Internacional de Energía Atómica detectó la destrucción total de las centrifugadoras ubicadas a 30 metros de profundidad, luego de que Israel desactivara previamente el sistema eléctrico del complejo.
Este bombardeo se suma a una serie de acciones históricas contra el programa nuclear iraní, como el ataque cibernético Stuxnet, impulsado en administraciones anteriores.