La actriz Claudia di Girolamo dedicó emotivas palabras al fallecido actor Héctor Noguera, con quien compartió una estrecha relación personal y profesional. En conversación con The Clinic, la intérprete valoró su trayectoria y la influencia que ambos artistas tuvieron en el teatro chileno.
“Hombres como Héctor Noguera y mi padre, Claudio di Girolamo, hombres que han trabajado y luchado tanto por sus convicciones artísticas, no los vence la muerte. Nos enseñaron demasiado. Van a estar siempre dentro de nosotros”, expresó la actriz.
Recuerdos de una vida compartida
La artista relató que conoció a “Tito” Noguera desde su infancia, cuando frecuentaba el Teatro Ictus, lugar donde también conoció a sus hijas y a Isidora Portales, su primera esposa. “Fue un lazo que quedó para siempre. Tito estuvo siempre en mi familia. Su casa, sus hijas, sus conversaciones fueron parte de mi formación”, destacó.
Asimismo, recordó sus aprendizajes junto al actor: “Con él aprendí de teatro y de su manera de entender el arte”, comentó Claudia di Girolamo.
Respecto a su carácter, lo describió como “un compañero perfecto: tranquilo, sin ego, sin máscara. Humilde, un trabajador del teatro, un artesano”. Añadió que los momentos compartidos eran simples y humanos: “Los desayunos eran como en una casa: conversar, reír, compartir (…) Era familiar”.
Héctor “Tito” Noguera: Un legado que trasciende el tiempo
Claudia di Girolamo también destacó la visión social del artista. “Tenía una actitud notable frente al arte y la comunidad. No le interesaba estar en Providencia o Las Condes: quiso Peñalolén. Un teatro donde no había teatro, con talleres, charlas, juegos escénicos. Puro empuje y convicción. Un diluvio lo botó entero y él lo levantó de nuevo”, relató.
Finalmente, confesó que no pudo despedirse de él ya que en ese momento ella “no estaba bien”, pero recordó su apoyo en un momento difícil. “Cuando murió mi padre, él me llamó: estaba muy afectado y me dijo palabras hermosas. Después ya no hablamos más”, señaló con emoción.
Para la actriz, tanto Noguera como su padre pertenecen a una generación irrepetible. “Son seres tocados por algo especial del arte. Nos permitieron comprender la artesanía teatral… Abrieron Camino como una religión existencialista”, concluyó Claudia di Girolamo.