Si pensamos en días grises, cortos y con bajas temperaturas la imagen que se viene a la cabeza es el clásico paisaje invernal. Pero más allá de que haya seguidores o detractores de esta estación, lo cierto es que las características de esta época del año no resultan indiferentes para quienes sufren Trastorno Afectivo Estacional (TAE) o como es más conocido, “depresión de invierno”, estado anímico que afecta con una serie de síntomas.
“Disminución del ánimo, alteraciones del ciclo circadiano, necesidad de dormir más de lo habitual, desmotivación por los intereses de siempre, falta de energía, decaimiento, letargo, malestar físico y cambios en el apetito, con preferencia por carbohidratos y azúcares, son algunas de las principales señales del TAE. En general, se da después de los 20 años y más habitualmente en mujeres, pero puede presentarse en cualquier persona”, explica Andrea Godoy, psicóloga de Clínica Bupa Santiago.
La especialista explica que este trastorno ocurre porque durante los meses de invierno se produce una disminución de serotonina y melatonina en nuestro cerebro, neurotransmisor encargado de regular el control del estado de ánimo, emociones y apetito.
“El estar en lugares más oscuros o tener días más cortos, con menos luz natural, impacta de manera relevante en el cerebro y en la producción de este neurotransmisor. Si en verano nos basta con una hora de exposición para recibir la luz que necesitamos, en invierno esto es mucho más lento”, explica.
Duración de los síntomas
La intensidad y la persistencia de esta sintomatología varía de persona a persona. “Pero, por lo general, los efectos pueden durar desde un periodo breve de días o prolongarse por varias semanas. Por eso, siempre es importante consultar con un especialista en caso de que persistan. Asimismo, es importante analizar si es un patrón recurrente estacional o si la persona tiene antecedentes depresivos, para evaluar un tratamiento adecuado”, indica.
Consejos para subir el ánimo
Andrea Godoy recomienda que las personas que estén pasando por esto realicen acciones concretas, que ayuden a mejorar su calidad de vida, por ejemplo:
● Tener mayor exposición a la luz natural: darse el tiempo de tomar sol en las horas de mayor luminosidad del día.
● Respirar conscientemente y de manera pausada.
● Realizar caminatas, idealmente en contacto con la naturaleza.
● Hacer actividad física.
● Caminar descalzos al despertar (idealmente sobre la tierra o pasto).
● Ordenar el ciclo de sueño (dormir de noche y estar despiertos de día).
● Generar espacios de meditación.
● Establecer redes de apoyo.
● Procurar una alimentación balanceada y cercana a alimentos naturales, rica en frutas, verduras y granos enteros.
“El Trastorno Afectivo Estacional puede llegar a ser muy molesto para quienes lo sufren. Por eso, es importante conocerlo y saber identificarlo, ya que se puede tratar y revertir”, aclara la psicóloga de Clínica Bupa Santiago.