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“Síndrome del té y tostadas”: especialista alerta sobre los riesgos de una mala alimentación en adultos mayores

“Síndrome del té y tostadas”: especialista alerta sobre los riesgos de una mala alimentación en adultos mayores
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Aunque no lo parezca, comer mal también envejece. Y según el especialista Manuel Palma, doctor en nutrición y alimentación, el deterioro alimenticio en la vejez es mucho más común —y peligroso— de lo que se cree.

A medida que pasan los años, muchos adultos mayores reducen el consumo de carne y vegetales, alimentos esenciales que terminan desapareciendo de sus platos por múltiples razones: menor apetito, dificultades al masticar o simplemente por falta de motivación. Este fenómeno, conocido como “anorexia del envejecimiento”, trae consecuencias importantes si no se detecta a tiempo.

Y no, no es solo que “coman poco”. Según Palma, la falta de estos alimentos genera lo que se conoce como el “síndrome del té y tostadas”, una dieta monótona, pobre en nutrientes y altamente deficitaria. El resultado: aumento del riesgo de sarcopenia, estreñimiento, fragilidad física y hasta deterioro cognitivo.

La carne es una fuente vital de proteínas, hierro, vitamina B12 y zinc, todos nutrientes esenciales para mantener la masa muscular y prevenir la anemia”, explicó el especialista de P&M Foods. Pero si ya no se consume, no todo está perdido.

Palma detalló varias alternativas saludables para quienes no logran incluir carne o vegetales en su dieta diaria:

  • Huevos y lácteos ricos en proteínas, como yogures fortificados o quesillo.

  • Legumbres suaves como lentejas y garbanzos.

  • Suplementos proteicos, como Nutriactiv Bebida Proteica, caseinato de calcio o suero de leche.

  • Para los micronutrientes faltantes: suplementos de hierro, zinc y vitamina B12.

  • En el caso de los vegetales: purés, cremas, jugos o batidos con frutas y papillas con vegetales deshidratados.

  • Además, existen alimentos funcionales, como postres con fibra, vitaminas y minerales añadidos.

Pero más allá de los nutrientes, el entorno importa. Comer acompañado, participar en la elección de los alimentos y preparar platos sabrosos, coloridos y fáciles de masticar, también marcan una diferencia.

El envejecimiento es inevitable, pero una buena alimentación puede mejorar radicalmente la calidad de vida”, aseguró Palma, quien hizo un llamado a fomentar la autonomía y el placer de alimentarse también en esta etapa de la vida.

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