Tendencias

Chile enfrenta una pérdida crítica de biodiversidad y expertos llaman a integrar a las comunidades en su protección

Chile enfrenta una pérdida crítica de biodiversidad y expertos llaman a integrar a las comunidades en su protección

La biodiversidad sustenta la vida tal como la conocemos: regula el clima, asegura el agua y sostiene los sistemas agroalimentarios. Además, mantiene los equilibrios ecológicos que permiten la existencia de los seres humanos y el resto de los seres vivos. Sin embargo, en Chile, el 63% de las especies clasificadas están en condición crítica o han desaparecido, según el Ministerio del Medio Ambiente.

Dicho diagnóstico ha impulsado diversas iniciativas que buscan promover y conservar la biodiversidad incorporando enfoques culturales y participativos. Estos últimos; alineados con lo que promueve la Estrategia Nacional de Biodiversidad 2017–2030: involucrar activamente a la ciudadanía, los sectores productivos y las comunidades locales en la protección de la naturaleza y la promoción de prácticas sustentables.

El cambio climático y la pérdida de variedad ecológica no son desafíos separados, sino dos caras de la misma moneda. Las comunidades tienen un rol protagónico en su resguardo, porque son ellas quienes viven el territorio, lo cuidan, lo conocen, y pueden liderar transformaciones sostenibles desde su propia cultura y realidad”, comenta Consuelo Romano, directora ejecutiva de Fundación Lepe.

A partir de esa mirada, en el Valle del Aconcagua, Fundación Lepe ha desarrollado un aula al aire libre para la promoción del patrimonio natural y cultural en etapa escolar y promoción de turismo regenerativo que impulsa la educación patrimonial y la restauración ecológica, fortaleciendo la conexión entre naturaleza, cultura e identidad local.

Otro ejemplo, es el trabajo de Porotarium Austral, iniciativa apoyada por el Fondo Común de Fundación Lepe, que ha documentado 92 variedades de porotos nativos en el sur de Chile. Esta acción no solo contribuye a conservar la biodiversidad agrícola, sino que refuerza la seguridad alimentaria, la resiliencia climática y la soberanía de los territorios rurales.

“La diversidad biológica y cultural son inseparables. En muchos casos, las prácticas que se comparten de generación en generación son las que han permitido conservar especies y ecosistemas durante siglos. Por eso, debemos asegurar la participación activa de comunidades locales y también del sector productivo en la planificación del paisaje y el diseño de estrategias de conservación”, agrega Romano.

Pese a todo, aún persiste una desconexión en la percepción ciudadana sobre la biodiversidad: encuestas nacionales realizadas en 2014 y 2015 por el MMA revelaron que ninguna de las personas consultadas mencionó la pérdida de biodiversidad como uno de los principales problemas ambientales. De ahí la urgencia de fomentar la educación ambiental, la visibilización del rol de los ecosistemas, y el reconocimiento de las comunidades como guardianas del patrimonio natural y cultural.

Como afirma Consuelo Romano:“Proteger la biodiversidad es proteger nuestra vida, nuestra historia y nuestro futuro y sólo es posible involucrando a todos los sectores de la sociedad”.

Ver comentarios
Los comentarios son moderados para garantizar un diálogo respetuoso.