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Temperatura global podría aumentar entre 1,5°C y 2°C para 2030

Temperatura global podría aumentar entre 1,5°C y 2°C para 2030
Temperatura global podría aumentar entre 1,5°C y 2°C para 2030 – Archivo.

Hoy el planeta enfrenta un momento crucial. La Tierra se ve cada vez más amenazada por los efectos del cambio climático, la pérdida acelerada de biodiversidad y la creciente contaminación. Los eventos climáticos extremos, como olas de calor abrasadoras, sequías interminables y fenómenos meteorológicos impredecibles, se están tornando más frecuentes y devastadores, poniendo en riesgo nuestro futuro.

Y es que en los últimos años el planeta ha experimentado un aumento constante en las temperaturas globales, incrementándose 1,1°C desde los niveles preindustriales, lo que ha generado fenómenos climáticos extremos. Un escenario que, según el IPCC (2023), si no se toman medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, es probable que la temperatura global se eleve entre 1,5°C y 2°C para 2030.

Jorge Leiva, jefe de carrera de Ingeniería Civil en Medio Ambiente y Sustentabilidad de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO), afirma que el cambio climático está acelerando los desastres naturales en diversas partes del mundo, donde la mega-sequía y la falta de agua afectan a millones de personas.

A esto se suma que los últimos siete años han sido los más cálidos de la historia registrada, y las previsiones para los próximos años no son optimistas. Sebastián Fuentes, académico e investigador de la misma casa de estudios, sostiene que este aumento de la temperatura está produciendo fenómenos meteorológicos extremos que no solo impactan al medio ambiente, sino también a la salud pública y la economía global.

Impactos y pérdida de especies

Las consecuencias ya son evidentes. En Chile, por ejemplo, la mega-sequía que afecta a la zona central ha dejado a más de la mitad de las comunas sin acceso adecuado al agua. El embalse de Peñuelas, una de las fuentes hídricas más importantes del país, llegó a tener solo un 1% de su capacidad en 2022. A pesar de las lluvias que trajeron algo de alivio en 2023, Leiva advierte que “la tendencia sigue siendo preocupante, ya que este tipo de eventos extremos está convirtiéndose en una constante, y eso significa que estamos ante una crisis hídrica que amenaza a varias regiones del país”.

Pero la crisis ambiental no solo afecta al clima, sino también a la biodiversidad. Según el “Informe Planeta Vivo 2022”, elaborado por WWF, las poblaciones de vertebrados han disminuido un 69% desde 1970, y más de un millón de especies están en peligro de extinción. Jorge Leiva alerta sobre las consecuencias de esta pérdida: “La desaparición de especies como las abejas, que son fundamentales para la polinización de nuestros cultivos, pone en riesgo la seguridad alimentaria a nivel global. Es una amenaza directa a nuestro bienestar”.

A nivel local, Chile enfrenta problemas de contaminación que también agravan la crisis ambiental. Según el ranking de IQAir, algunas ciudades están entre las más contaminadas de Sudamérica debido al material particulado fino (PM2.5), que causa miles de muertes prematuras al año. Al respecto, Fuentes subraya que “la contaminación atmosférica no solo perjudica la salud pública, sino que también incrementa la mortalidad, especialmente entre los grupos vulnerables. Además, el retroceso de los glaciares y la deforestación continúan siendo problemas que agravan la escasez de agua y la calidad del aire en el país”.

Acciones urgentes ante aumento de temperatura global

Frente a este panorama crítico, la acción inmediata es más urgente que nunca. El docente propone dos líneas fundamentales: la transición energética y la modificación de nuestros hábitos de consumo. “Debemos dejar de depender de los combustibles fósiles y acelerar el uso de energías renovables. Además, es necesario repensar nuestra forma de consumir. No basta con reducir, reutilizar y reciclar; debemos expandir estas estrategias y rechazar lo innecesario, elegir productos duraderos y conscientes del impacto que generan”, puntualiza.

Por su parte, Jorge Leiva añade que el cambio debe ser colectivo y comenzando con las decisiones cotidianas de cada persona. “Desde el uso de energías limpias hasta cómo manejamos nuestros desechos, cada acción cuenta para reducir nuestra huella ecológica”, agrega el experto, enfatizando que un cambio en la mentalidad de consumo es clave para mitigar los efectos de la crisis ambiental.

Para tomar consciencia acerca de este panorama, este 22 de abril se conmemora el Día de la Tierra, una fecha que invita a reflexionar sobre el estado de nuestro entorno. En este sentido, ambos especialistas de la UBO coinciden que esta efeméride debe ser un punto de inflexión. Leiva, en tanto, asevera que la amenaza ambiental es real y más urgente, por lo que las futuras generaciones no pueden obviarla. “Hoy más que nunca cada acción cuenta. Desde nuestras elecciones de consumo hasta cómo nos relacionamos con la naturaleza, todos debemos ser parte de la solución”, concluye.

Fuentes, por su parte, comparte esta visión, haciendo un llamado a la acción inmediata. “Es momento de pasar de la conciencia a la ejecución. La Tierra necesita respuestas hoy, no mañana”, enfatiza el investigador universitario.

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